jueves, 10 de octubre de 2013

Caperucita sólo tiene dieciséis...

Una semana desde que llegamos a Piura, algunos ya me estaréis poniendo la falta porque no escribo (y hacéis bien, eso es que me echáis de menos). Tengo que decir que no ha sido porque si, aquí los estímulos, las experiencias, las sorpresas, las novedades, los desencantos, se reciben a cada minuto y por muchas palabras que yo utilizara, nunca serían bastantes para  abarcar lo que estoy viviendo. Por otra parte, muchas de las cosas que veo son impactantes y provocan sentimientos fuertes en mi, por eso he preferido dejar que pasara algo de tiempo que me permitiera racionalizar las sensaciones y dar una visión un poco más objetiva (no mucho más, si me conocéis sabéis que lo que siento hacia las cosas es un elemento importante en mi forma de contarlas) de todo lo que estoy encontrándome.

Como ya comenté, toda esta semana ha servido para tomar un primer contacto con cada uno de los proyectos que Canat lleva a cabo, y ahora sí, ha empezado de verdad el trabajo, el no parar.Un poco antes de las ocho ya estoy en pie, ducha (rápida, porque aquí el agua caliente es una leyenda y a las ocho de la mañana se corta hasta la respiración con esas temperaturas), desayuno y mototaxi hasta “Manitos Trabajando”. La mototaxi me encanta, no es lo más seguro del mundo, en el invierno segoviano no tendría ningún futuro, pero aquí es uno de mis momentos favoritos del día, el airecito te da en la cara, te sientes más cerca de la calle y además es más barato. 

Cuando llegamos a “Manitos”, nos repartimos por las aulas atendiendo al plan semanal, los martes me toca ayudar en la cocina, el resto de los días estoy con los niños. Las primeras horas de la mañana se dedican a dar apoyo con las tareas del cole y reforzar aquellos conocimientos que les cuestan más. Después, dependiendo del día y el grupo, hay diferentes actividades, a algunas me uno, en otras me quedo al margen y aprovecho para observar, así también aprendo mucho sobre el funcionamiento del grupo, de la propia organización, sobre el país, sobre cada uno de los niños y niñas, sus gustos, sus preferencias, la forma de tratarlos…
Hasta ahora, la actividad con la que más he disfrutado y la que repetiré seguro es “Cajón Peruano”, aprendemos (los niños y yo) un poco más sobre la tradición y cultura del país, además es música, que siempre es una maravilla y es percusión que me encanta.

Después de las actividades los niños se duchan y van a almorzar (comer), seguramente esto suene sin importancia, pero sí la tiene, puesto que se están cubriendo dos de las necesidades básicas de los niños y niñas, y es que, cuando llevas aquí unos días te das cuenta de que muchos de ellos no comen prácticamente nada más a lo largo del día y sí no fuera por las personas que trabajan en “Manitos” a lo mejor nadie se preocuparía por su higiene. Así que, estas son dos de las grandes labores que Canat hace para mí con los niños de este proyecto.

Por las tardes vamos a las ludotecas del proyecto “Manitos Jugando”, dentro del proyecto como tal hay dos, la Ludoteca de Castilla y la de Ángeles. Ambos son asentamientos humanos en el extrarradio de la ciudad de Piura, familias venidas de la zona de sierra y familias jóvenes que han ocupado las afueras en busca de un lugar en el que prosperar. Las condiciones en las que viven no cumplen en ninguno de los dos casos con lo que yo describiría como “vivienda digna”, no tienen agua corriente, las condiciones de higiene no son las mejores, todo el suelo de los barrios es de arena, que con el aire se vuelve mucho más que un incordio para respirar, y en las calles (caminos) en las que juegan los niños puedes encontrarte de todo (cuchillos, discos de la radial, alambres, plásticos…)

La intención de “Manitos Jugando” es darles a los niños algo tan importante como el derecho de serlo, el derecho a jugar, a imaginar, a divertirse. Muchos de los niños y sobre todo de las niñas tienen tan asumidas ciertas responsabilidades (sus hermanos pequeños, el cuidado de sus casas) que resulta difícil sacarles de los mundos que les han sido impuestos para que vuelvan al que les corresponde por edad.
Cada una de las ludotecas tiene sus particularidades, en el caso de Los Ángeles el grupo es algo más revoltoso por las situaciones que tienen en casa algunos de los niños cuya consecuencia es una enorme necesidad de atención que manifiestan a través de comportamientos inadecuados. Pero la ludoteca hasta ahora más complicada sin ninguna duda es “El aula de la mar” en La Tortuga, un pueblo pesquero al que vamos los sábados y en el que a los niños les cuesta acordarse de que son niños, y a sus padres mucho más.

“El aula de la mar” no está integrada dentro del proyecto de Canat de la misma forma que las otras ludotecas que cuentan con dos sesiones semanales, una programación mensual, actividades con las familias, actividades de integración, un equipo fijo de monitores, etc. En el caso de La Tortuga, digamos que recae fundamentalmente sobre los hombros de Gaby (la directora de Canat), dos mujeres mallorquinas que son fundadoras de la ludoteca y los voluntarios que asisten cada fin de semana. Tenemos la intención de darle un buen empujón a este proyecto ya que es un lugar donde realmente se necesita, de momento este fin de semana vamos a tratar de organizar los materiales que hay allí y tenemos previsto organizar semanalmente la programación entre un grupo de voluntarios, ya os contaré cómo van transcurriendo las cosas.

Para terminar quiero compartir con todos la tarde de hoy en la Ludoteca de Castilla en la que hemos tenido “Jornada de Tarde con las Familias”. Esto supone que, además de los niños, están invitados a venir los padres y madres. El grupo de niños ha sido muy numeroso, el de madres (padres ninguno) no tanto, además nos han acompañado Gaby, Apolonia (una de las fundadoras de “El aula de la mar”), Juan (Un cura de Ávila que lleva 40 años en Perú y que tiene un espíritu joven y aventurero) y la dueña del lugar en el que está instalada la ludoteca y que forma parte de su propia casa. El tema de la jornada era “El cuidado de la Comunidad”, los niños y sus madres, en grupos han elaborado un mural en el que representaban cómo es su comunidad, más tarde han elaborado un segundo mural en el que se explicaba cómo les gustaría que fuera.

La actividad ha sido muy bonita y reveladora. Cuando se les ha dado la oportunidad de soñar, de imaginar cómo desearían que fuera el lugar en el que viven, no han soñado con parques de atracciones, ni videojuegos, han soñado con desagües, con agua corriente, con alumbrado público, con un colegio… creo que no hay mucho que decir. 

Las madres, al preguntarles qué podían hacer para qué esos sueños fueran algo más, se han comprometido a movilizarse para buscar mejoras en su barrio…uno nunca sabe cuánto de fuertes son los sueños, pero hoy hemos tenido la suerte de ver que si se sueña con fuerza y se cree en lo que se sueña, al final llega: Una de las madres ha invitado a todo el equipo de monitores y todas las madres a asistir a la inauguración de su nueva casa. Una casa que ha sido construida por la propia familia y por varios voluntarios que han ido pasando por aquí y que hoy por fin está terminada. La emoción de Aurora (que así se llama) al compartir con todos nosotros ese momento en el que Juan (y todos con él) ha dado la bendición a su nuevo hogar, en el que explicaba como la bendición está en lo que se ha hecho con trabajo y con cariño, ha sido increíble… Nos ha invitado a cenar, a todos, nos ha dado las gracias y entre lágrimas ha dicho que su casa es nuestra casa…no os podéis imaginar lo que se siente cuando alguien que no te conoce de nada se siente agradecido con el mundo y lo comparte así contigo, cuando alguien te da la oportunidad de estar presente en el momento en que se cumplen sus sueños.

Seguimos aprendiendo.

(Mañana es el día Internacional de la niña, aquí es importante recordar cuáles son sus derechos. Cuando pienso en ellas, se me viene a la mente esta canción que he escuchado tantas veces y que tal vez nunca había tenido tanto sentido... )




2 comentarios:

  1. "Sólo tengo aquello que doy" No sé quién lo dijo, pero eso es lo de menos. Desde la perspectiva de los kilómetros queda muy aparente manifestar desaprobación y hasta indignación por lo que cuentas que allí sucede. La pregunta es ¿y yo qué estoy dando?...¡nada!. Entonces nada tengo.
    De alguna forma, me da cierta envidia de los que estáis "a pie de obra", aportando, porque es la mejor manera de recibir también. Es un tópico, pero, de corazón ¡que todo lo que des vuelva a ti multiplicado!

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  2. Hola María:
    La verdad es que uno se emociona leyendo tu diario, vemos lo afortunados que somos y todo lo que se puede hacer por los demás. Las fotos últimas que has mandado nos muestran que con cosas sencillas se puede dar alegría, sembrar sonrisas entre los niños y las niñas y para el que ha tenido esta experiencia, no hay nada que pueda compararse. Estáis siendo afortunados por vivir esta experiencia, pero al mismo tiempo os va a llevar a cuestionaros muchas de las cosas que hacemos aquí, lo cuál es bueno, pero no debe hacernos perder la perspectiva fundamental, la educación, da igual dónde, es la clave del futuro. Es una pena que haya mucha gente que no piense así, que no lo valore, y que encima sea la gente que toma decisiones a los más altos niveles…
    Pero eso no impide que a pequeña escala, cada uno podamos ir construyendo nuestro propio sueño, trabajando por cambiar un trocito del mundo que nos ha tocado vivir.
    Me ha parecido muy bonita la reflexión sobre lo que sueñan los niños de Piura, sueñan con los derechos básicos de la persona, lo que demuestra que debemos luchar para conseguir que se hagan realidad en todas partes, y por otro lado, la necesidad de que los niños sean lo que les corresponde ser, no adultos adelantados que no pueden vivir la vida de un niño.
    "La actividad ha sido muy bonita y reveladora. Cuando se les ha dado la oportunidad de soñar, de imaginar cómo desearían que fuera el lugar en el que viven, no han soñado con parques de atracciones, ni videojuegos, han soñado con desagües, con agua corriente, con alumbrado público, con un colegio…
    La intención de “Manitos Jugando” es darles a los niños algo tan importante como el derecho de serlo, el derecho a jugar, a imaginar, a divertirse. Muchos de los niños y sobre todo de las niñas tienen tan asumidas ciertas responsabilidades (sus hermanos pequeños, el cuidado de sus casas) que resulta difícil sacarles de los mundos que les han sido impuestos para que vuelvan al que les corresponde por edad".
    Por último, destaco tu comentario sobre la experiencia con la familia que construyó su casa, que nos enseñan cómo las cosas compartidas son las mejores, y que allí, aunque no tengan demasiadas cosas, seguro que tienen muchos menos problemas en ayudarse y compartir con los vecinos, amigos, … Es una buena lección.
    "… no os podéis imaginar lo que se siente cuando alguien que no te conoce de nada se siente agradecido con el mundo y lo comparte así contigo, cuando alguien te da la oportunidad de estar presente en el momento en que se cumplen sus sueños".

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